4 de julio de 2010

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No hay forma de referirse a lo sucedido. No hay palabras, no hay palabras, no hay palabras y por lo tanto los hechos no pueden ser recreados en la mente sin que todo sea una mancha negra llena de gritos y sin entender cómo ni por qué uno está corriendo desnudo calle abajo. Debe ser un brote de locura, perdonen si pierdo la línea de lo que escribo, pero entenderán que semejantes emociones no pueden ser vividas sin que nos afecte psicológicamente, y desde entonces ya no puedo parar de estornudar, nadie puede parar de estornudar, porque señores, como dijo Victor Hugo relatando el gol a los ingleses, dios santo viva el fútbol.
Ya hará un año de este puto partido que guardaré en uno de esos lugares privilegiados de mi memoria, junto a todos los grandes momentos de mi vida, y aún hoy no puedo evitar la piel de gallina. Gracias Suarez por el mejor partido de mi vida, y "loco", la concha de tu madre.

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