Camino a la fama

Sobregirado por el arduo estudio que mi conciencia obliga, me hice unos minutos para referirme a ustedes, mis leales súbditos lectores.

En este momento no pocos de ustedes pensarán “PUTO” y cerrarán esto dejándose llevar por el impulso que una nota con tal comienzo despierta. Igual sin desanimarme y con una sonrisa capaz de vender dos curitas a 5 pesos, prosigo.

En estos últimos tiempos he utilizado esta página para expresar mi estado de ánimo, preocupaciones e intereses a mis amigos cercanos, digno de quien inmaduro como un niño y habiendo en su cuenta ya 17 años vividos, sin saber que hacer sale a la calle al encuentro del Dr. Simi para besarlo.
Pero cambié, mis intereses ya son otros. Así es que puse los Beach’s Boys, subí el volumen hasta que la sangre brotara de mis oídos, destendí la cama, arranqué mis posters de los Power Ranger, prendí y apagué la luz hasta que la bombita se quemara, y una vez saciada la sed de destrucción que el cambio de niño grande a grande aniñado me generara, me senté a decidir que hacer de mi vida.

En cuatro horas el día se hizo noche, un mono se posó en mi hombro, mi casa se llenó de obras de artes y cada una de estas a su vez fueron robadas, y yo, compenetrado en mi pensamiento, no me enteré de nada de esto. Con la mirada fija en un perro desconocido que deshacía mis zapatillas, meditando sobre qué nuevas acciones debía realizar mi nuevo ser, me di cuenta de algo extraño, preocupante y perturbador: Nadie en todo este tiempo me había molestado.
Me dirigí rápidamente a la PC y nada, nadie para retar al Backgamon en el MSN. Un sudor frío y enfermizo brotó en mi frente. Fui corriendo a cada habitación de la casa encontrando que no había nadie en ninguna de ellas. ¡ESTO ERA EL COLMO!

Todos estos acontecimientos me dieron que pensar. Serví te para cuatro personas y decidí invitar a tres invitados. Uno de los te los tomaría yo, dejando tres, uno para cada uno de los invitados. Era un plan perfecto.
Llamé a Diego y se lo conté con voz chillona. Me dijo:

Diego
-¡Ah! Pero vos sos un pete.

Santiago
-¡Tarado! Nunca apreciás lo que hago, siempre tirás basura a mis ideas. (Sollozo) Harás que me caiga el pelo antes de tiempo.

Diego
-No te pongas así… ¿Estás llorando? Nunca quise ser agresivo contigo, my little boy…

Santiago
-Pe… Pero, ¿Qué crees que sea lo mejor que haga?

Diego
-Vos lo que necesitás es hacerte creer que la gente te quiere. La gente es gente y por lo tanto no tiene sentimientos. No ama, no odia, no quiere. Si no fuese así, ¿Crees que me quedaría así de impasible con la cantidad de gente que muere diariamente? La gente es como el ganado, camina hacia todos lados sin sentido alguno y mira los trenes pasar. La gente es lo que come y el hombre come vaca, no puede librarse de su destino. ¿Qué hacer? No sé. Entrá a varios fotologs, pedí que te comenten algo que escribas. Vos sos lista, sabrás manejarte.

Santiago
-¡Ay, Cosi! Vos siempre tan oportuno. Claro que tenés razón, mi pancito con manteca y azúcar.

Diego
-No digas más, mi caramelito de miel y waco. Nos vemos pronto.

Pues sí. Quiero ser popular. Quiero que la gente cante por todos lados esta canción, desde Perú hasta Barranquilla, desde Tijuana al Salvador. Así es que nuevamente Analfabestia se promociona. Así es que nuevamente mi nick dirá la dirección. Así es y es así, y este es el final, no sin antes…

puto el que lee esto